Llamado también esteatosis hepática. Acumulación de depósitos de grasa ricos en ésteres de colesterol en el hígado; interfiere con la distribución de nutrientes y oxígeno a las células hepáticas. Si el proceso continúa, se desarrollan cicatrices de tejido fibroso y llega a convertirse en cirrosis. La causa más común es el abuso del alcohol.
Otras causas son obesidad, diabetes, intoxicación hepática por exposición a sustancias tóxicas, falta de factores lipotrópicos (p. ej., colina) o diversos trastornos nutricionales, como desnutrición proteínico-calórica y deficiencia de vitamina E.
El ácido graso puede presentarse con o sin consumo de alcohol (hígado graso relacionado con alcohol, hígado graso no alcohólico, respectivamente).
La mayoría de las personas que no abusan del alcohol y que tienen ácido graso son obesas.
La pérdida repentina de peso o subir y bajar cíclicamente predisponen al hígado graso no alcohólico. Terapia nutricional: la abstinencia de alcohol puede revertir un hígado graso relacionado con alcohol. Las personas obesas deben bajar de peso gradualmente; la pérdida de peso abrupta se ha relacionado con el avance de la enfermedad. Las dietas relacionadas con mejoría son, entre otras, aquéllas en que se restringen los hidratos de carbono de absorción rápida (azúcares e hidratos de carbono simples), de contenido moderado de grasa y con una proporción proteínico-calórica alta. Los complementos de vitaminas y minerales pueden ser benéficos