HIDRATACIÓN ATLETAS. Deberíamos asegurarnos de estar bien hidratados antes de comenzar a entrenar o competir, e intentar minimizar la deshidratación durante la actividad física.
La deshidratación grave puede dar como resultado menor resistencia y fuerza, así como enfermedades relacionadas con el calor. El COI y ACSM/ADA/DC recomiendan adaptar, en la medida de lo posible, el consumo de líquidos a lo que perdemos, además de limitar la deshidratación a no más del 2 por ciento del peso corporal (es decir, una pérdida de peso corporal de no más de 1,5 kilogramos para
una persona de 75 kilogramos).
Además, otros organismos deportivos previenen contra la hiperhidratación antes y durante el ejercicio, en especial en los eventos que duren más de cuatro horas. Beber agua de manera constante puede diluir la sangre, y con ello caer los niveles de sodio.
Aunque esto es poco frecuente, es potencialmente fatal. El Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva y la Federación Estadounidense de Atletismo recomiendan beber cuando tenemos sed o sólo hasta el punto en que mantengamos nuestro peso, no ganando peso.
El líquido y el sodio perdidos pueden reponerse con bebidas de rehidratación, o con agua junto con alimentos salados y comida salada
Las bebidas deportivas que contienen sodio son beneficiosas cuando las pérdidas de sudor son elevadas —por ejemplo, durante una actividad intensa de más de 60-120 minutos de duración— porque su contenido en sodio promoverá la retención de agua y servirá para prevenir la hiponatremia.
Después de hacer ejercicio, necesitamos reponer agua y sodio para restablecer nuestra hidratación normal. Esto puede lograrse mediante las prácticas normales de comida y bebida, si no hay una necesidad urgente de recuperación. Sin embargo, para una recuperación rápida, o si sufrimos una deshidratación grave, se recomienda beber entre 450 y 675 mililitros de líquido por cada 500 gramos de peso corporal perdido durante la actividad física.